3 Ago, 2020 | entrevista a

La escritora y periodista sevillana, Clara Zamora, vuelve a recopilar la historia de otra de las familias fundamentales para entender la historia de España desde el siglo XIX hasta nuestros días. Tras el éxito del libro “Las mujeres Ybarra: nido y nudo”, la autora vuelve a sacar al mercado, de la mano de Almuzara, un recorrido biográfico por los nombres en femenino que han marcado el devenir de un apellido reconocido por todos y que tiene en el político y presidente del Consejo de Ministros durante el reinado de Alfonso XIII, Antonio Maura y Montaner, su hilo y tronco. Pioneras en sus facetas del periodismo, el emprendimiento o la caza; pilares en la educación de sus hijos o aristócratas arraigadas a las casas más ilustres del país. Esta es la historia contada por un libro que ya es éxito en ventas.

Son siete los nombres protagonistas. Siete mujeres de vanguardia y bandera que parten de un eje: Antonio Maura. Comenta Zamora que “el libro traza la línea ascendente que se inicia con una mujer mallorquina decimonónica, abnegada por una religión titánica inmersa en el calor del romanticismo, que sembró unos profundos valores tradicionales en sus diez hijos”: Margarita Montaner Llampayes, de Maura. Aquellos valores fueron inculcados en el futuro político de principios del siglo XX español. “Mandó a estudiar a Madrid de tres de ellos, entre los que estaba Antonio Maura, uno de los hombres clave en el tránsito de las estructuras del antiguo régimen al nuevo orden social, que iba naciendo gracias al progresivo establecimiento del liberalismo económico. Desde la legislación, con esos sólidos valores tradicionales y una fuerza de voluntad férrea, fomentó el cambio en nuestro país, adaptándolo a las nuevas necesidades que la contemporaneidad demandaba, y equiparándolo al resto de países europeos y americanos en desarrollo ascendente. Este progreso se evidencia a través de las vidas de su madre, mujer (la hermana pequeña del también político Germán Gamazo), nuera, nietas y bisnietas”, comenta la periodista. Ella era Constancia Gamazo Calvo, la siguiente generación protagonista de este libro.

Este ascenso socioeconómico quedó sellado gracias al matrimonio del hijo mayor de Antonio Maura con la bella Condesa de la Mortera, “cuya familia había amasado en América una fortuna inimaginable”, apunta Zamora. Título nobiliario, patrimonio, elegancia y belleza en una misma persona son muchos adornos. “Esto ayudó a que Gabriel Maura se instaurara de forma definitiva en una situación de indiscutible privilegio. La familia se ennobleció y ya no por matrimonio, sino por méritos propios. El ducado de Maura era ya un hecho. Un título joven, qué duda cabe, algo que se penaliza en las altas esferas europeas, donde se cuentan los siglos de linaje como nosotros los años de vida”, indica la periodista que recuerda, entre sus apuntes, que “también se salvó este inciso. Una de las hijas de aquel matrimonio enlazó con una de las casa nobiliarias más antiguas de Europa. Luisa Isabel Álvarez de Toledo Maura, XXI Duquesa de Medina Sidonia, más conocida como la Duquesa Roja, es la última biografiada en el libro”.

¿Qué aporta el libro a la historia común que nos pertenece a todos los españoles?

El libro traza la línea ascendente que se inicia con una mujer mallorquina decimonónica, abnegada por una religión titánica inmersa en el calor del romanticismo, que sembró unos profundos valores tradicionales en sus diez hijos. Continúa con el paso a la capital de tres de ellos, entre los que estaba Antonio Maura, uno de los hombres clave en el tránsito de las estructuras del antiguo régimen al nuevo orden social, que iba naciendo gracias al progresivo establecimiento del liberalismo económico. Desde la legislación, con esos sólidos valores tradicionales y una fuerza de voluntad férrea, fomentó el cambio en nuestro país, adaptándolo a las nuevas necesidades que la contemporaneidad demandaba, y equiparándolo al resto de países europeos y americanos en desarrollo ascendente. Este progreso se evidencia a través de las vidas de su madre, mujer (la hermana del también político Germán Gamazo), nuera, nietas y bisnietas.

¿En qué momento se produce el verdadero cambio social?

Este ascenso socioeconómico quedó sellado gracias al matrimonio del hijo mayor de Antonio Maura con la bella Condesa de la Mortera, cuya familia había amasado en América una fortuna inimaginable. Título nobiliario, patrimonio, elegancia y belleza en una misma persona son muchos adornos. Esto ayudó a que Gabriel Maura se instaurara de forma definitiva en una situación de indiscutible privilegio. La familia se ennobleció y ya no por matrimonio, sino por méritos propios. El ducado de Maura era ya un hecho. Un título joven, qué duda cabe, algo que se penaliza en las altas esferas europeas, donde se cuentan los siglos de linaje como nosotros los años de vida. También se salvó este inciso. Una de las hijas de aquel matrimonio enlazó con una de las casa nobiliarias más antiguas de Europa. Luisa Isabel Álvarez de Toledo Maura, XXI Duquesa de Medina Sidonia, más conocida como la Duquesa Roja, es la última biografiada en el libro.

¿Cómo influyeron las raíces mallorquinas de Antonio Maura en el devenir de la historia de España?

Contesto esta cuestión con una metáfora. Al igual que la pugna que vivía España entre el viejo y el nuevo sistema, la casa de los Maura en la Calatrava (Palma de Mallorca) también podía jactarse de provocar otro importante duelo natural: una fachada, la que daba entrada principal por la calle angosta del antiguo barrio empedrado, se caracterizaba por el desagradable olor a los productos químicos que curtían las pieles, así como por una inmensa nube de moscas, que acudían a disfrutar del festín peletero. No todo era malo en este asunto, aquel insoportable olor fue el mejor de los escudos a la hora de luchar contra las bacterias y epidemias de la época: ni tuberculosis, ni cólera ni nada de nada; quien viviera allí, estaba libre de enfermedades. La otra fachada representaba el paraíso, pues daba al mar y a sus brisas llenas de salud y esperanza, purificando el ambiente. La mezcla establecida en los dos frentes de aquella concurrida vivienda -la del deber, que daba a la estrecha calle empedrada, y la posterior, que se abría al horizonte y a la brisa marina- podría ser una materialización paradigmática entre el liberalismo y la tradición, entre los valores morales heredados y la apertura mental, sello impreso en toda aquella familia y, por ende, en el devenir de la política española de su época.

Las generaciones venideras: entre periodistas de prestigio y señoras de la alta sociedad

Zamora hace un paréntesis en el tercer capítulo de esta apasionante historia. La mujer del primogénito de Antonio Maura, Julia de Herrera y de Herrera, V Condesa de la Mortera, Duquesa de Maura “era una señora apasionante. Crió a la actual Duquesa de Fernandina y era originaria de Santander”. Zamora apunta que “su familia se marcha a Cuba y hace mucho dinero allí, montando la primera cervecería de La Habana”.

La cuarta, Gabriela Maura de Herrera, III Duquesa de Maura y nieta de Antonio Maura, “fue muy importante y pionera en la incorporación de la mujer a la caza” y la quinta protagonista de este libro es otra nieta de Antonio Maura: María de la Mora y Maura, de Chavarri. Periodista decana del periodismo español que creo la primera revista de moda femenina: ‘La Moda en España’. Es la madre del director de cine Jaime Chávarri y era “una mujer que sorprende por su belleza contemplada a través de sus fotos. Sus familiares cuentan que una mujer muy moderna en su forma de entender la vida”, indica Zamora.

El libro continúa con la única biografía en vida del libro: Lucía de la Peña González-Camino, Duquesa Viuda de Maura y biznieta de Antonio Maura. ”Una señora espectacular que se une a su trayectoria en un matrimonio de embajadores. Unieron un ducado con un cargo diplomático, hecho poco usual ya en estos siglos”.

El final llega con Luisa Isabel Álvarez de Toledo Maura, biznieta de Antonio Maura y la XXI Duquesa de Medina Sidonia. Zamora argumenta que “ha huido completamente del personaje conocido y su homosexualidad, además de sus avatares políticos. He indagado en sus raíces Maura y en su madre; señora dulce y enfermera de Sanlúcar de Barrameda que se muere muy joven. Ella pasa de ese ambiente sanluqueño al ambiente de Madrid, eso fue trascendental en su recorrido posterior de vida”. Defiende la escritora.

Las raíces mallorquinas del gran protagonista

Todo nace del gran Antonio Maura que tiene raíces mallorquinas. Zamora argumenta esta pequeña sinopsis de su libro con una metáfora contundente: “Al igual que la pugna que vivía España entre el viejo y el nuevo sistema, la casa de los Maura en la Calatrava (Palma de Mallorca) también podía jactarse de provocar otro importante duelo natural: una fachada, la que daba entrada principal por la calle angosta del antiguo barrio empedrado, se caracterizaba por el desagradable olor a los productos químicos que curtían las pieles, así como por una inmensa nube de moscas, que acudían a disfrutar del festín peletero. No todo era malo en este asunto, aquel insoportable olor fue el mejor de los escudos a la hora de luchar contra las bacterias y epidemias de la época: ni tuberculosis, ni cólera ni nada de nada; quien viviera allí, estaba libre de enfermedades. La otra fachada representaba el paraíso, pues daba al mar y a sus brisas llenas de salud y esperanza, purificando el ambiente. La mezcla establecida en los dos frentes de aquella concurrida vivienda -la del deber, que daba a la estrecha calle empedrada, y la posterior, que se abría al horizonte y a la brisa marina- podría ser una materialización paradigmática entre el liberalismo y la tradición, entre los valores morales heredados y la apertura mental, sello impreso en toda aquella familia y, por ende, en el devenir de la política española de su época”.

Julia Maura de Herrera, marquesa de Villatoya, y Teresa Pérez Sanjurjo, en Biarritz
Baja en Sevilla, turbia marea,
por Abengoa, por Benjumea.
Desciende el río malhumorado,
¿qué ha sucedido, por qué ha pasado?
Y le contestan los azulejos:
-Habéis querido llegar muy lejos-.
Baja en Sevilla, romana y mora,
hacia su clase, Clara Zamora.
Ha suspendido por ignorantes
a unos doscientos mil estudiantes.
¿qué ha sucedido, por qué ha pasado?
-Sencillamente. No han estudiado-.
Baja en Sevilla, su colorido.
Las buganvillas han decaído.
Están desnudas sus jacarandas
de hojas azules y muertes blandas.
_¿Qué ha sucedido, qué es lo que pasa?
Ella, graciosa, anda, repasa,
mira, sonríe, y cuando el río
le dice-“Clara, ¿Qué ha sucedío?”,
ella responde con voz pausada.
-Que estoy muriendo de enamorada-.
Alfonso Ussía

 

 

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