Nos cuesta decir adiós, ¿a quién le gusta una despedida?, pero aún cuesta más cuando la luz no se apaga. Cuando nos queda la llama. María Jiménez decía “se acabó” a los 73 años de vida de la manera más especial.
El pasado 7 de septiembre, tanto los alrededores del Ayuntamiento de Sevilla, donde se instalaba la capilla ardiente, como su tan querido barrio de Triana, se hallaban repletos de un público conmovido si bien dispuesto a decir adiós y acompañar a la cantante en su traslado en coche de caballos hasta la parroquia de Santa Ana para la misa funeral, tal y como ella había deseado y diseñado. La ciudad mostraba respeto y dolor hacia la mujer que recuerdan con carácter y valentía, la artista de una banda sonora de vida,un ejemplo y una gran inspiración.
Tal y como comentó Francisco Moreno,presidente de la Fundación “María Jiménez”creada para apoyar a las mujeres víctimas de maltrato y al colectivo LGTBI, por expreso de la artista “el féretro recorrerá, en coche de caballos,las calles de su Triana natal” el cual estaba cubierto con un mantón de manila y con plumas de pavo real, las mismas que llevaba en la cabeza en el año 2002 para la portada del disco Don demás duele.
Un espíritu indomable pero con gran carisma,una mujer genuina, valiente, libre, fuerte y audaz,muy amada y respetada por su público, amigos y familiares, quienes han querido dedicar unas palabras como muestra de amor, nostalgia y apego. Nos cuesta decir adiós, pero aún cuesta más cuando la luz no se apaga. Cuando nos queda la llama.
ISABEL, HERMANA DE MARÍA JIMÉNEZ:
Mírala, cómo sonríe,
aunque le falten motivos.
Mírala, cómo lucha,
aunque por dentro esté temblando.
Ella es tan libre y tan loca que asusta
tan atrevida y tan guapa que te enamora.
Mírala, es la mujer más valiente que conozco.
Ella nunca se rinde,
si le hacen daño, con sonrisas se cose las heridas.
Y si la rompen, recoge sus pedazos y sigue caminando.
Siempre hermosa,
porque ella tiene por costumbre ponerse más guapa
cada vez que le joden la vida.
ALEJANDRO, HIJO DE MARÍA JIMÉNEZ:
Ha pasado más de un mes. Siempre he sabido que mi madre no era “normal”.
Danae, mi mujer, me decía hace poco que mamá ha sido una mujer muy sabia. Esta circunstancia es algo que a ambos nos está enseñando una lección de vida, estamos descubriéndola.Madre viviendo su vida y luchando ella sola ante todas las adversidades que, como todos sabéis, son muchas al igual que las barreras que ha roto. Ha sabido sacar a una hija adelante y cuando tienes hijos te das cuenta de lo difícil que es eso.También supo cómo gestionar su carrera con temazos que quedan de por vida y, desgraciadamente, su matrimonio sin final feliz.
Es cierto que no ha recibido todo el reconocimiento que se merecía en vida, es muy cierto. Por lo que leo en redes sociales, prensa y comentarios que me hace la gente, entiendo que mujeres y hombres nos apoyamos o vemos reflejados y nos identificamos con su historia de vida como madre y como persona porque hay que saber decir cuándo y cómo “se acabó”a situaciones o relaciones tóxicas como ella hizo. Y si tú no puedes sola o solo, pues busca apoyo en tu gente. En mi caso,yo quise ayudarla a conciencia a abrir los ojos con mi padre. Fue muy duro para mí, pero quise apoyarla porque sabía la verdad,su verdad. Ella, sin saberlo, ha ayudado a muchísima gente con su banda sonora, con su arte, esperanza y bondad; con su manera de vivir, con su desparpajo. Yo quiero seguir su ejemplo,como mujer que fue y por cómo se ha portado como madre de principio a fin.
Madre me decía hace poco que se le había echado encima la vejez y que no se había dado cuenta que, de repente, se veía muy mayor. Maldigo a la enfermedad, que le ha robado sus mejores años para envejecer con su familia y rodeada de sus nietos y su hijo. Donde dos años de enfermedad y horror se comen los veinte años que, por lo menos, le quedaban para disfrutar, para envejecer sin prisa, una vejez con mucho amor.Ahora que ya no está, todas las expectativas que tenía hacia ella se han vuelto inmensas. Dada la repercusión que ha tenido su muerte, la veo como una mujer oráculo. Gracias a todos los que habéis rendido el respeto a madre. Quiero que sepáis que el mejor legado que me ha dejado es, sin duda, el cariño de su público y amigos.
Lo que se quiere, nunca se muere.
Alejandro Jiménez,
www.mariajimenezoficial.com
Texto: Carlota Acuña Ruano
Fotos: Aníbal González