DIRECTOR DE ORQUESTA: “LA ESTRELLA SUBLIME NOS TRAE LOS RECUERDOS Y SENTIMIENTOS DE LA SEMANA SANTA”
Francisco Javier Gutiérrez Juan es un destacado director de orquesta español, reconocido por su versatilidad y amplia trayectoria al frente de diversas agrupaciones musicales en Europa y América. Actualmente, es el director titular de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, cargo que ocupa desde 2003.
Natural de Guillena y residente en Villanueva del Ariscal, Gutiérrez Juan inició sus estudios musicales en su localidad natal. Posee una sólida formación académica, habiendo obtenido los títulos de Profesor Superior en Dirección de Orquesta, Composición y Oboe, entre otros.
A lo largo de su carrera, ha dirigido importantes orquestas y bandas sinfónicas profesionales, abordando una amplia gama de géneros musicales, desde la ópera hasta el jazz, pasando por los grandes clásicos sinfónicos, la zarzuela, el flamenco, la copla y el pop. Además, ha realizado grabaciones discográficas, televisivas y bandas sonoras para cine.
En reconocimiento a su contribución a la música, ha recibido numerosos galardones y condecoraciones tanto en Europa como en América. También ha desempeñado un papel importante en la recuperación histórica de obras musicales y es autor del tratado “La Forma Marcha”, publicado por ABEC.
Su compromiso con la música en su tierra natal se refleja en el hecho de que la Escuela Municipal de Música de Guillena lleva su nombre, en reconocimiento a su labor y dedicación al desarrollo musical de la comunidad.
Una de las marchas procesionales más interpretadas por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla es “La Estrella Sublime”, compuesta en 1925 por el maestro sevillano Manuel López Farfán (1872-1944), una figura clave en la música procesional andaluza. Esta obra, que este año cumple cien años, es especialmente popular en la Semana Santa andaluza, convirtiéndose en todo un clásico del repertorio cofrade, siendo interpretada por numerosas bandas en toda Andalucía.
¿Qué buscaba Manuel López Farfán con esta marcha? ¿A quién está dedicada?
López Farfán no con esta marcha sino con toda su producción lo que intentó fue abrir nuevos caminos. En el terreno de lo cofrade lo que buscaba era cambiar lo existente, que era muy serio, dramático y grave por un concepto más espectacular. Él buscaba la alegría que nosotros la asociamos a imágenes como las Esperanzas, pero él lo lleva en un momento donde la música existente, en líneas generales, era bastante fúnebre y para que se pudiese tocar en la calle le pone a “La Estrella Sublime” marcha fúnebre. También buscaba la espectacularidad utilizando todos los recursos que tenía a su alcance. Está dedicada a la Virgen de la Hiniesta, no hay ninguna duda. Él deja la partitura en la hermandad perfectamente hecha. La duda surge porque como en aquella época no había fotocopiadoras ni ordenadores, los músicos copiaban lo mínimo posible y alguna gente la asocia a la Virgen de la Estrella, y es que incluso en algunas marchas le cambiaban hasta el título.
¿Qué significado cree que tiene “La Estrella Sublime” en el repertorio procesional sevillano y en la historia de la música cofrade?
Todo un éxito. Es alegre, corta, sencilla, pegadiza y está bien hecha con la espectacularidad de las cornetas que se pusieron al alcance de cualquier banda de música. Él dejó previsto que si no había violines se pudiese tocar ese solo con otros instrumentos, con lo que no existía ningún problema con que lo tocase una banda de música y al ser tan sencilla se convierte en una pieza indispensable en el repertorio de cualquier banda desde que se compuso hasta el final del siglo XX, porque la eclosión de las bandas de música no profesionales es prácticamente un producto del siglo XXI. Durante el siglo XX no todos los pueblos tenían bandas o no eran buenas y esta era una pieza muy práctica porque era buena, bonita y fácil.
¿Qué cree que hace tan especial a esta marcha?
Lo que lo hace tan especial es que se ha convertido en una pieza que hemos oído todos desde pequeños y entonces la asociamos a la alegría de un Domingo de Ramos. La hace especial el que nosotros asociamos a esta pieza las vivencias de estos recuerdos que hemos vivido. “La Estrella Sublime” la asociamos con la Semana Santa y claro… cuando la oímos nos llegan recuerdos y sentimientos.
¿Cómo ha evolucionado la interpretación de “La Estrella Sublime” a lo largo de estos cien años?
La marcha ha sufrido durante estos años de todo porque al no tener conciencia de nuestro patrimonio, no solo musical, sino también escultórico, podemos sufrir de todo. Hay imágenes que con muy buena fe se han intentado cuidar y lo que se ha hecho es dañarla porque no había técnicas de conservación adecuadas en algunos momentos. Con la música ha pasado lo mismo… porque se copiaba a mano y lo menos posible, las bandas no tenían de todo, por ejemplo, el solo de violín desapareció hasta que nosotros, en la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, nos pusimos a investigar y grabamos el original en un disco. A partir de ahí, hicimos públicos los descubrimientos y se recuperó el original. Durante decenas de años se desconocía el solo de violín y la dedicatoria original o al menos se dudaba de ella. Gracias a Dios la hemos podido recuperar con todo su esplendor.
¿Qué siente al dirigir esta marcha en un momento tan especial como su centenario?
La verdad es que cada vez que la dirijo siento alegría por el hecho de estar vivo. La pieza lo lleva en sí misma, pero también es una buena excusa para recordar la sonrisa de todos los que estamos y de los que nos esperan en la gloria.
¿Ha influido esta obra en las generaciones posteriores de compositores y músicos?
Muchísimo. Fue tomada como ejemplo a seguir y se han imitado hasta la saciedad la estructura y los recursos de “La Estrella Sublime”. Algunas marchas reconocidas como “Virgen de las Aguas” de Santiago Ramos o “Virgen de los Negritos” de Pedro Morales siguen esta estructura, como otras tantas composiciones que han imitado esta marcha.
¿Qué papel juega la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla en la preservación y difusión del legado de López Farfán?
Yo creo que algo histórico. Cuando yo accedí a la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla empezamos a tratar esta música con el respeto que merecía. De esta manera, investigamos y descubrimos que el archivo de López Farfán lo tenía una parte Enrique García Muñoz, que era el director de la Banda de la Cruz Roja. Nosotros fuimos investigando y en la medida de lo posible trayendo a nuestros archivos estas obras que se podían perder, invirtiendo en algunos casos dinero. Por una parte, había que rescatar los originales y por otra darle visibilidad, y lo que hemos hecho ha sido tocar esos originales, grabarlos en disco y hacer público nuestros descubrimientos. No obstante, nos queda todavía muchísimo trabajo por hacer, pero el primer paso era rescatarlo, conservarlo y difundirlo, ahora hay que seguir trabajando.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir al público y a las nuevas generaciones de músicos sobre el valor de marchas como ésta?
No tener ningún tipo de complejos y darnos cuenta de que nuestro único problema ha sido la gran crisis económica que España sufrió desde la Guerra Civil. Un caos que no sólo acabó con la persona, sino que también acabó con la cultura y con el capital humano que teníamos. Nuestros artistas e intelectuales murieron, huyeron y los que quedaron trabajaron denodadamente prácticamente sin medios. Nuestro gran patrimonio cultural en todos los ámbitos ha sufrido mucho, en la música como en el resto de las cuestiones hemos estado haciendo en los últimos años un enorme trabajo de recuperación, de puesta en valor y ahora, analizando lo que tenemos podemos compararlo con el patrimonio de otros lugares del mundo y la sorpresa es, que descubrimos que tenemos cosas de un altísimo nivel. Nuestras iglesias, imágenes, bordados, pintura, literatura, música… tienen un valor enorme e incalculable.
A nivel personal, ¿cuál es su momento favorito al interpretar “La Estrella Sublime” y qué significa para usted formar parte de esta celebración centenaria?
Supone un punto más en nuestra carrera que va anualmente anotando hitos históricos que van llegando. Es un gozo y un privilegio enorme poder vivir este momento y aportar como sevillano lo que está a nuestro alcance, porque la historia de Sevilla la escribimos entre todos y cuando a algunos de nosotros nos toca el momento de poder aportar algo, es un privilegio que siempre recordaremos.
Texto: Javier Fuentes
Fotos: Esteban Torres