Pintora: “El arte pienso que es como un mundo aparte”
Nacida en Ayamonte, provincia de Huelva, y criada entre el Algarve y Sevilla, Ana Feu ha crecido y vive entre dos mundos que, aunque están muy cerca, son muy diferentes. La forma de vida y las costumbres a ambos lados de la frontera se han entrelazado en ella, y la luz, el clima, la vegetación y los colores, junto con sus vivencias personales en ambos lugares, influyen desde siempre en su pintura y en su forma de vivir y ver la vida.
Según Ana, hace 40 años cruzar la frontera era como un salto en el tiempo: en el Algarve todo iba más despacio que en Sevilla. La vida era más suave, lo que determinó su manera de ver e interpretar las cosas. Con esa perspectiva de lo que es y lo que fue, y viajando entre los dos mundos, hablamos con Ana Feu para hacer un repaso por su carrera como pintora y saber en qué está trabajando ahora, entre otras cosas.
¿Cómo recuerda la infancia entre Sevilla y el Algarve en Portugal?
Por el trabajo de mi padre me mudé junto con mi familia a Sevilla. Allí vivía en Triana, en la calle Pureza, una zona privilegiada, con la calle Betis y el río al lado. Al ser una ciudad, no me dejaban salir a jugar a la calle así como así; tenía que volver a casa muy pronto. Era un ritmo diferente al de Portugal.
En el Algarve estábamos siempre de junio a septiembre. La vida allí era más lenta, más bucólica y romántica. Teníamos —y tenemos— la casa de mi madre en un pueblo muy pequeñito, en una zona rural con la playa a pocos kilómetros, por lo que estaba siempre en contacto con la naturaleza y con mucha libertad. Hacía una vida totalmente distinta a la de Sevilla con mis hermanas: jugando en la calle, yendo a la plaza y a la playa todos los días.
Podemos decir que ha crecido entre dos mundos que han ido cambiando con el paso de los años. ¿Cómo son estos dos mundos?
En el Algarve son más atlánticos, y aquí en España más mediterráneos. Allí no hay la alegría ni el bullicio que encuentras aquí, que a los portugueses les encanta venir a buscar, y a mí me encanta ir allí a buscar la paz y la tranquilidad. En verano, allí escuchas hablar casi más español y otros idiomas que portugués, pero durante todo el año es cuando de verdad se conoce y se disfruta bien de aquella zona. Conservan mucho sus costumbres y tradiciones, como los mercadillos. Además, la gente es muy amable y, aunque somos más abiertos de cara al público, no invitamos a cualquiera a nuestra casa.
¿Qué tiene de las dos culturas y cómo esto ha influido en su pintura?
Todas estas influencias las vuelco en mi manera de ver e interpretar la realidad, y también en mi pintura. Por ello, al principio pintaba más figurativo porque me gusta el dibujo, pero todo tenía un punto romántico, como de añoranza, de ir más allá de lo que ves, como si fuera un sueño. He evolucionado en la forma de pintar, ya que después pasé a una etapa más impresionista sin dejar esa interpretación. Ahora estoy yéndome mucho a la abstracción, sin dejar que para mí tenga un sentido lo que pinto.
¿Por qué cambia su estilo? ¿Cómo es esa evolución?
Mi punto de inflexión en la pintura fue durante la pandemia. En ese momento estaba preparando una exposición individual que tuve en una galería en Ayamonte con el título Primavera soñada. Era una situación muy extraña, aislada, sin contacto directo con la realidad, y salieron unos cuadros muy diferentes del estilo que yo pintaba, que era muy realista y figurativo.
Posteriormente, continué con ese estilo e hice una exposición en Sevilla, en la galería Patricio, y otra en Canal Sur. Ahí di un paso más en las técnicas y utilicé materiales diferentes, técnicas mixtas y muchas texturas. Para mí fue un riesgo, pero muchos amigos y aficionados al arte que vieron ese cambio reaccionaron muy positivamente y les encantó. Por eso ahora estoy en esa línea: quiero hacer cosas diferentes para disfrutar con lo que hago.
¿En qué se inspira entonces ahora mismo, aparte de en esa búsqueda de la innovación?
Me inspiro en lo mismo, porque mi punto de referencia sigue siendo aquellos espacios y lugares que conozco, que me llaman la atención por la composición, el colorido y la luz. Pero lo que hago es tratarlos de una manera diferente. Para mí sigue siendo ese lugar, ese paisaje, ese enclave, aunque buscando dentro y mirando a través del cuadro.
¿En qué se encuentra enfocada actualmente?
Estoy dedicándome más a mi pintura, a estar en mi estudio. Me encuentro preparando una exposición individual que ya tengo concretada en El Puerto de Santa María este verano, y también voy a exponer en Sevilla y Jerez después del invierno que viene.
Además de dedicarse a la pintura, ¿en qué otros proyectos está trabajando?
Creé el colectivo Luz de Mujer, un colectivo de mujeres pintoras de España y Portugal, y que no hemos parado desde 2019. Trabajamos para homenajear a algún tipo de pintor, como Sorolla o pintores portugueses, con el motivo de visibilizar el arte de la mujer pintora, haciendo diferentes exposiciones colectivas.
Actualmente, se encuentra en la Fundación Valentín de Madariaga una de estas exposiciones colectivas bajo el título El mercado de la fruta, que, una vez finalice esta muestra, estará permanentemente en el Consulado de Portugal.
Ha hecho varias exposiciones en el Consulado de Portugal en Sevilla. ¿Cuál es su relación con esta institución?
Empecé a ir al Consulado como cualquier ciudadana hace años y empecé a establecer relación y amistad con los distintos cónsules que han pasado desde hace unos doce años. Allí hemos hecho varias exposiciones colectivas, como Luces de Portugal en Sevilla. Con esto, además de visibilizar el arte de las mujeres pintoras, nos basamos en homenajear el gran papel de Portugal en la Exposición de 1929. En todo momento hemos encontrado el apoyo y la colaboración del Consulado y de los distintos cónsules, y han manifestado su intención de seguir apostando por el arte y la cultura, y por seguir apoyando la figura de la mujer pintora.
De todo el proyecto de Luz de Mujer, ¿con qué se queda personalmente?
La mayor satisfacción es ver cómo trabajan las mujeres pintoras en equipo, el espíritu que se genera. La obra colectiva la desarrollan doce mujeres pintoras, cada una un fragmento, y luego tiene que encajar perfectamente para tener un lenguaje común. Por otra parte, y muy importante, la visibilidad y la difusión que se da a estas artistas. Muchas, en los primeros proyectos, no habían hecho ninguna exposición individual y tenían más problemas para encontrar espacios para exponer que sus compañeros pintores.
Este proyecto ha servido de motivación general a todas las participantes, obligándolas a sacar tiempo para presentar la obra y el proyecto, convirtiéndolo en un trabajo, en lo que ella es: pintora.
¿Encuentra diferencias entre las artistas españolas y portuguesas?
La respuesta en los proyectos colectivos ha sido igual de positiva con las portuguesas que con las españolas. Ambas son serias trabajando, no son nada conflictivas y todas aportan equilibrio al grupo. La forma de ser de las españolas, en general, es diferente. Las mujeres portuguesas son más templadas, más dulces, no tienen estridencia ninguna. De hecho, tengo un proyecto con mujeres pintoras de España y Portugal en Portugal, y este año celebramos la sexta edición en el Ayuntamiento de Vila Real de Santo António, llamado Duas Margens, que significa “dos orillas” en portugués.
¿Cómo ve actualmente el mundo del arte tanto en España como en Portugal?
El del arte pienso que es como un mundo aparte. Parece que a veces de los artistas solo se acuerdan cuando hay que pedir algo solidario. Pero realmente creo que todavía no hay una conciencia de que los artistas son profesionales, como un médico, un abogado o un electricista, que hacen su trabajo todos los días y necesitan rentabilizarlo. A la gente le cuesta mucho trabajo comprar arte: solo compran los aficionados y coleccionistas, y realmente el arte y la pintura son mucho más asequibles de lo que mucha gente se piensa.
Para terminar, ¿un sueño por cumplir y uno que haya cumplido?
Por temas profesionales, durante un periodo de tiempo no podía pintar. Cuando volví a Sevilla hace 25 años, ya me dediqué profesionalmente en exclusiva a la pintura, y ese es un sueño cumplido. Y un sueño por cumplir: pues seguir avanzando y desarrollando mi pintura y mi modo de ver las cosas, y poder exponer. Me gustaría exponer, aparte de en Sevilla, fuera de Sevilla, como en Madrid y en Lisboa. Es lo que tengo en mente.
Texto: Fernando Copete
Fotos: Ángela Muruve