Adíos a la Duquesa de Alba de Tormes, adíos a la última Gran Duquesa

Especial Duquesa de Alba

Tuvo una niñez muy internacional, junto a don Jacobo, su padre, el duque de Alba embajador que Franco se quitó de en medio por claras discrepancias ideológicas. Pero fue en Sevilla donde quiso vivir su fin de fiesta, su musa y la ciudad en la que volcó sus mejores energías. Mucho se sabe de las manos de la duquesa de Alba en Sevilla pero fuern más las manos que echó y que se llevará con ella a la eternidad. Sevilla lo sabe y lo supo y, como dice el hermano mayor de Los Gitanos, además del monumento que le levantaron los sevillanos junto al Palacio de los Duques de Montpensier, habrá uno por siempre en la mente de todos ellos. Su Cristo de Los Gitanos y Sevilla la bañaron siempre de gentío. Monárquica confesa, cogió recién nacido a «Juanito», nuestro Rey.

Bautizada en el Palacio Real de Madrid con los Reyes de España como padrinos de bautismo, convivió muchísimo con la Reina Victoria Eugenia, británica como su condición, puntual y rigurosa hasta decir basta. La Reina Victoria era una asidua de su Casa y con ella pasó grandes temporadas en Suiza.  Anárquicamente conservadora, no olvidó jamás quién era y los compromisos y valores que representaba. Nobleza obliga.

Mecenas y entregada a brazos llenos a las obras sociales, fue su vida un ejemplo de compromiso y del deber sobre todas las cosas, interpretado de una forma arrolladora y muy personal.

Cayetana vivió siempre sin dejarse atrás, sin dejar de hacer, sin dejar de estar. Dando y dándose, con toda su autenticidad, gesto y nervio. Mujer de gran carácter, a quienes trató a lo largo de su longeva y prolífica vida nunca dejó indiferente.

El paso de la duquesa de Alba por la vida de todos era de una huella fraguada a fuego. Cayetana vivía contagiando vida, una vida muy viajada, más allá de toda geografía, más allá de sus viajes alrededor del mundo, desde niña, y lo transmitía todo el tiempo. Lo llevaba en la mirada. Unos ojos que indagaba y averiguaba constantemente, con perenne curiosidad por todo. Viajaba por el interior de las personas desde las más altas a las más modestas, llevándolas a todas en el viaje de su vida. De enorme calidad humana, ignoró al público cuando de anteponer su felicidad se trataba, público al que contentó siempre que pudo por otro lado. Nunca defraudó. Nada ni nadie la alejó de su trazo y esa era la certeza de Cayetana Alba.

Estaba la Cayetana de su familia, la histórica y la de sus días. Cayetana y sus amigos. Cayetana y sus empleados. Cayetana y la conservación del patrimonio. Cayetana y el compromiso social. Era siempre la misma. Puntual en los detalles, los días claves de sus amigos, por encima de sus ocupaciones, y agradecida hasta el límite. Capaz. Atrevida. Original. Intuitiva. Valiente. Desenfadada. Bohemia. Creativa. Manifiesta de su voluntad. Austera de condición. Caprichosa. Coherente, con criterio. Leal y fiel. Amante y defensora de dichos y hechos de las artes. Singular madre y abuela. Singular en el trato. Singular con sus consortes a los que empapó de pasión por la vida. Singular en reinventarse y reinterpretarse. Inagotable hasta el final. Vivió defendiendo, que no atacando. Sin duda con ella se pone punto y final a una historia de amor a la vida y de compromiso.

La última gran duquesa deja detrás ríos de tinta, de lecciones y de anécdotas con notables y anónimos. La duquesa que recibía a emperadores orientales, artistas, genios y magnates y la duquesa que sufragó la cuidadora de una anciana gitana sin recursos, aunque nunca lo reconociera. La duquesa de Alba y de toda España a la que amó hasta el último segundo de su vida. La última gran duquesa dice adiós.


Juan Ignacio Zoido, Alcalde de Sevilla

Adíos a la Duquesa de Alba de Tormes, adíos a la última Gran Duquesa

¿Qué ha significado la Duquesa de Alba por lo que fue y sobre todo ha sido en la sociedad española?

Para valorar lo que significa basta con saber lo que supone la Casa de Alba en la Historia de España, principal estirpe de la nobleza de la Península Ibérica cuya importancia en el pasado se proyecta en el presente y en el futuro con el apoyo y la ayuda a distintos proyectos culturales y sociales.

Cuénteme algunas de las anécdotas que recuerde con mas cariño de ella.

Para mí lo que más ha impresionado siempre de ella es la pasión con la que vivió cada momento. Cómo habló de su amor por la pintura y el flamenco, y me marcó sobre todo el cariño y dedicación que le puso a la exposición “Colección Casa de Alba”, que maravilló a todos en el Museo de Bellas Artes.

¿Qré relación ha tenido con ella?

Una relación de respeto y admiración hacia su persona y ella siempre ha sido muy cariñosa conmigo, igual que lo es con todo el mundo.  Lógicamente nos hemos visto en numerosas ocasiones y siempre hemos compartido momentos agradables e incluso algunos muy emotivos.

¿Qué ha sido para usted?

Para mí Doña Cayetana fue una persona divertida, muy culta, gran conversadora, siempre con una sonrisa en los labios. Cayetana fue una sevillana más es en su trato con el pueblo, llano y sencillo, estando siempre abierta a cualquier propósito que se le planteara en beneficio de Sevilla, de los sevillanos y de sus instituciones.

¿Qué destacaría de ella?

Si uno tuvo la suerte de conocer a la persona, a Doña Cayetana, y no sólo a la Duquesa de Alba, sabe perfectamente que disfrutó de Sevilla como nadie cuando estaba en ella y la llevó siempre presente en su pensamiento y en su corazón cuando estuvo lejos. Además, fue una señora implicada al máximo en numerosas causas sociales y humanitarias, así como en la defensa de la conservación del patrimonio histórico, financiando la restauración de numerosas obras de arte y edificios históricos, sin olvidar su estrechísima relación con la Hermandad de Los Gitanos, a la que tanto ha ayudado.

¿Cómo cree que pasará a la historia de España?

Fue catorce veces grande de España, con eso está casi todo dicho. Pero además desempeñó una impagable labor de mecenazgo cultural y de apoyo a causas sociales y solidarias.

¿Sevilla le rendirá homenaje a la altura del cariño que ha profesado a esta ciudad?

Estoy convencido de que sí, porque entre la Duquesa de Alba y Sevilla existen vínculos emotivos incuestionables y su huella en la ciudad es palpable. Hay una Glorieta que lleva su nombre y una estatua que la inmortaliza en los Jardines del Cristina, además de ser Hija Adoptiva de Sevilla y Predilecta de Andalucía, pero su sello más importante es intangible y se plasmó en su manera de vivir y hacer Sevilla hablando de la ciudad por todo el mundo.

Marquesa del Saltillo, su íntima amiga de toda la vida

Adíos a la Duquesa de Alba de Tormes, adíos a la última Gran Duquesa

¿Qué ha significado por lo que fue y sobre todo ha sido la duquesa de alba en la sociedad española?

Tengo muchísimas anécdotas con ella. La encuentro una persona fantástica. He sido muy amiga de ella desde hace muchísimos años. La he tratado muchísimo he viajado mucho con ella. Ha sido una persona importantísima, aparte de lo que nos ayudó a Pepe, mi marido, y a mí. Recuerdo su apoyo con los Bailes de Pilatos y cuando fue presidenta del Banco de Sangre a nivel nacional. Por ella fui yo presidenta en Sevilla y en la Cruz Roja, ella en nacional del Banco de Sangre y yo por ella en Sevilla. Muy comprometida con la sociedad en general. El bien que le ha hecho a tantísimas personas anónimas… Ha ayudado a tanta gente económicamente,  que nunca se sabrá. Con la Hermandad de los Gitanos en sí y cuando ya no podía el hermano mayor ni cuidar a su madre… hasta que se murió le puso y pagó una mujer para ayudarla. El bien que ha hecho en todos los sentidos no tiene parangón. La hicieron presidenta de Nuevo Futuro en Sevilla porque ha hecho mucho por esos niños. Llegó un momento que tuvo que empezar a dejar cosas porque venía gente detrás  que empujaban más jóvenes, pero ella ha sido fantástica. Ella ha sido muy especial. A Sevilla le ha puesto tanto cariño y cómo la ha ensalzado. La iglesia de Los Gitanos la tienen gracias a ella. Con gente anónima ha hecho grandes cosas que no quiero decir. Su labor en caridad ha sido impresionante y la gente no lo ha sabido ni en muchos casos lo sabrán. Ella ha participado oficialmente de muchas cosas, pero la parte que no se vio ha sido más impresionante que lo que se ha visto.

Cuénteme algunas de las anécdotas que recuerdes con más cariño con ella.

Me llamó porque quería que la acompañase al Carnaval de Tenerife porque hacían a Eugenia, que tenía cinco o seis años Reina del Carnaval. Me fui con ella para que no se fuese sola con la niña y la persona que la cuidaba. No sabes lo que fue el viaje, hablando con los pilotos, porque le horrorizaba volar. Tú no sabes para que nos sacaran de noche y a los bailes, a cenar… dejábamos a la niña en el hotel… Estamos hablando de hace unos cuarenta años. Cuando llegamos allí, fuimos al teatro a ver donde la iban a poner. Allí pusieron una escalitana altísima y encima iba Eugenia y, ¡claro!, a ella le horrorizaba que la pusieran en todo alto… (Sonríe). Por la noche nos pusieron en la cena en un sitio preferente. Ella muy graciosa, ese día tuvo unos golpes buenísimos, la gente se puso coronas y vestidos de boato por ella, porque es como la veían en la tele. Recuerdo también a Alfonso Soanes hablando de Cayetana, que era el responsable de la Expo 92, que nos concedió un cochecito con una azafata. Andábamos tanto y comprábamos tanto… sobre todo ella. Yo preocupada por no poder sacar el coche con la azafata que nos acompañaba. Enteramente salíamos tras un día en la Expo como de un viaje y salíamos hasta la carretera, hasta con alfombras compradas. La azafata, al preguntarle nos decía que no podíamos sacarlo a la calle, pero ella decía que al tener el coche en la puerta podía y salíamos con todas las cosas hasta la carretera. La gente alucinaba, claro. Lo que fue genial en el pabellón de Filipinas creo recordar, cuando le hicieron un reportaje de los palacios de Cayetana. Sacaron un reportaje de Monterrey, Salamanca, Liria, Dueñas… Ella no lo había visto. Almorzamos antes en el Pabellón de Japón. Mimosa, que era una filipina que había trabajado en el pabellón de su país y tenía la película guardada, al no mandársela le ofreció verla en un reservado y nos metieron en un saloncito a las dos y allí en una especia de cine la estuvimos viendo. La grabaron el año antes. Cayetana los recibió en Las Dueñas. La gente aquella le preguntaba que si le parecía bien lo que le iban a dar y ella dijo que si se vestía de flamenca debería ser más dinero y le dijeron que por supuesto. El arte que tenía.
Estuve en su primera boda, con Luis, me puse de largo por primera vez en aquella ocasión. Fue una boda fantástica en Las Dueñas. Ella estaba monísima. Recuerdo que a ella con tanta gente la vi muy poco aquel día. Tuvo una época en Madrid que venía muy poco a Sevilla. Luis sí venía a mi casa. Cuando se murió Luis fue cuando empezó su época más sevillana. Sevilla siempre ha sido para ella desde luego especial. Se casaron sus hijos Carlos y Eugenia. A Madrid y a Liria le tiene mucho cariño, pero con gran diferencia ha disfrutado mucho de Sevilla. Como ella desde niña vivió de embajadas en embajadas con su padre, sin su madre, presidía muchas cenas con el padre. Su niñez fue muy internacional. De las personas más internacionales del panorama nacional ha sido ella. Pasaba grandes temporadas en Suiza con la Reina Victoria. Cuando se casaron nuestros reyes, a ella le cogió en Los Alpes con Victoria Eugenia. De hecho ella convivió con ella en Liria. Recuerdo cuando iba a Liria, hablar yo con Victoria Eugenia. Era muy simpática. Yo fui a la boda a Grecia de Don Juan Carlos y Doña Sofía y también fue muy simpática conmigo. Cayetana fue a la boda. Ella ha estado siempre unidísima con la Casa Real. Hay mucha vida de ella que no se sabe fuera. Su trato con la Casa Real de cerca por ejemplo, Juanito le decía siempre al Rey. Ella lo cogió en brazos siendo un bebé y esas cosas son las que no se saben. Ese cariño se lo han devuelto a ella. Sus padrinos fueron los Reyes Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia, no lo olvides. Esa época no volverá. No olvido cuando entraban todos los reyes anunciándolos entrando en el salón en la boda de nuestros actuales Reyes. Cayetana y yo estábamos juntas y le decía yo, «¡Ay que ver Cayetana lo que tenemos delante!». Príncipes, Reyes, las Onassis, las hermanas Medinaceli… Eso fue espectacular. Yo pensaba que lo que teníamos delante no era muy normal, claro… En mi casa hemos tenido también trato con la Casa Real. Recuerdo cuando mi tío Miguel invitó a su casa a la Reina Victoria y a Don Alfonso. Los Reyes estuvieron en mi casa de Aracena, que pernoctaron, en Monte San Miguel, por eso el Rey le dio a mi tío el título de Marqués de Aracena. Inauguró la entrada de las Grutas de las Maravillas, organizado por mi abuelo. Yo, por tocarme esa época, he sido requerida y no he vuelto a vivir cosas parecidas. A la boda de Fabiola también fui, porque ella fue novia de mi cuñado Andrés, siendo yo novia de Pepe. La conozco muchísimo y nos llamamos habitualmente por teléfono.
Recuerdo cuando la hicieron Reina de los Juegos Florales en Utrera. Sería maravilloso coger los álbumes de Cayetana, que ella lo ha guardado todo… En el cuarto de cristal lo tiene guardado todo, las medallas que ha recibido, los recortes de los periódicos, los discursos, todo lo archiva… El archivo de ella es auténtica Historia de España. Desde pequeña que se bautizó en el Palacio Real hasta hoy con ochenta y ocho años lo que ha sido… Su final ha sido distinto a diferencia de otras grandes de las grandes Casas que acaban viviéndolos recluidas, aunque todas los han pasado muy bien. Mimi, Duquesa de Medinaceli, ha sido una cosa maravillosa y Ángela María, Duquesa de Osuna, que ha sido guapísima…

¿Qué relación ha tenido con ella?

No sabría cómo decirte… Ella ha pasado conmigo muchas temporadas con nosotros en Marbella. Los primos de ella me trataron mucho, como Jimmy Ardales, Marqués de Ardales. Ellos venían a Sevilla y hacíamos planes juntos. Hemos ido juntas a la Feria de Sevilla en el coche de mulas, a la Feria de la Merced de Barcelona. A los Duques de Peñaranda, otros primos de ella, también los trataba yo mucho. Ha sido una de mis grandes amigas, por supuesto. Me río mucho cuando veo a otras personas que se erigen portavoz de ella. A los hijos les sienta como un tiro. Ella no era muy de salir de noche, pero cuando salíamos a casa de algunos amigos en Madrid dormíamos en Liria luego. Ella tenía adoración con mi marido, incluso más que conmigo. Pepe  mi marido la adoraba.

¿Qué destacaría de ella?

Una persona cariñosa y encantadora, pero nunca se esforzó por ser una persona halagadora. La he considerado siempre una gran amiga. Los años pasan, cambia la vida, por último llevo una vida que no tuvo nada que ver con el tren de vida que llevábamos.

¿Cómo cree que pasará a la historia de España?

Yo creo que deberían darle el tratamiento de una de las personas más importantes de España por su categoría, su valía y por el mérito de mantener todos sus palacios abiertos, dejándose en ello casi la salud. Monterrey en Salamanca está de maravilla, Liria en Madrid, Las Dueñas en Sevilla… El otro día le dije que si se cae una hoja en Dueñas, no sabría donde caerse de lo cuidada que está. Ella me dijo que era una exagerada. Ahora que falta con Cayetana se va una gran historia y de cosas que no las sé ni yo, ni las sabe nadie. Por los pueblos donde ella tuvo título te enteras de las cosas que ha pagado, aquí el Cristo, aquí la iglesia… Es extraordinaria.

Marquesa de Méritos, presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría