EL ARTE QUE VENCIÓ AL OLVIDO
En tiempos de inmediatez y distracción, hay historias que necesitan ser rescatadas con la fuerza de la emoción y el rigor de la verdad. Una de ellas, sin duda, es la de Antonio Ruiz Soler, universalmente conocido como Antonio el bailarín, genio irrepetible de la danza española, figura de leyenda y, sin embargo, casi un desconocido para las nuevas generaciones. La deuda con su memoria comienza a saldarse con el estreno del documental “Antonio, el bailarín de España”, dirigido por el cineasta onubense Paco Ortiz, presentado el pasado 29 de abril, Día Internacional de la Danza, en el Saraqusta Film Festival de Zaragoza.
Este filme puede presumir de ser un trabajo íntimo y monumental a partes iguales. Parte del material original y profundamente humano: las grabaciones de las conversaciones entre Antonio y su amigo el periodista Santy Arriazu, realizadas entre 1983 y 1984. De aquellas charlas, registradas en cintas de casete, nació en el año 2004 una biografía que hoy encuentra su versión cinematográfica más emotiva. Estas cintas se convierten ahora en la voz narrativa de Antonio, quien guía al espectador con sus propias palabras en un viaje por su vida, desde sus inicios humildes bailando en las calles de Sevilla, hasta su consagración en los escenarios más prestigiosos del mundo.
Lo que en otras producciones podría ser mero recurso nostálgico, en este documental se convierte en columna vertebral. El propio Antonio se convierte en narrador de su existencia, a través de recreaciones dramáticas donde los actores Juanlu Corrientes y Néstor Barea dan vida al bailarín y al periodista que supo escucharlo. Pero este no es un filme solo de evocación: es un documento histórico, coral y riguroso, que incorpora entrevistas a grandes figuras de la danza y expertos del ámbito cultural, como Nacho Duato, Antonio Canales, María Rosa, Carmen Rojas, Aída Gómez, Carmen Roche, José Antonio, entre muchos otros.
La nómina de testimonios habla por sí sola: artistas, exdirectores del Ballet Nacional, parejas de baile, investigadores y críticos se dan cita para analizar y contextualizar la dimensión artística y humana de Antonio. El resultado, en concreto, un retrato profundo y emocionante de un hombre que no solo cambió la Danza Española, sino que la elevó al rango de arte universal, al nivel de la ópera o el ballet clásico.
Nacido en 1921, Antonio Ruiz Soler fue un niño prodigio que a los cuatro años bailaba sevillanas por unas monedas en las calles de su ciudad. Con siete debutó en un teatro y con solo dieciséis conquistó América. En Broadway refinó su estilo y, antes de cumplir los 28, ya era una estrella internacional. Además, actuó para reyes y líderes, rodó películas en Hollywood, e impulsó la creación del Ballet Nacional de España, que llegó a dirigir.
A lo largo de su carrera, no solo dejó un legado inmenso en forma de coreografías y filmes, sino que rompió moldes sociales, llevando el flamenco a escenarios donde antes solo reinaba la música clásica. Fue el primer artista español en actuar en la Unión Soviética, creó un nuevo género con el baile por Martinete, y logró lo impensable: poner la danza española en el mapa internacional, con una dignidad y prestigio nunca vistos.
El documental no elude la parte amarga de su historia. Antonio fue víctima de una época que castigaba la diferencia. Genio en lo artístico, sufrió la incomprensión de una sociedad poco preparada para su libertad, su sensibilidad y su capacidad de romper estereotipos. A pesar de haber sido amigo de Picasso, Charles Chaplin, Ava Gardner o Mijail Baryshnikov, y de haber recibido más de 58 premios internacionales, el olvido y el silencio pesaron sobre su figura en los últimos años de vida.
Como recuerda uno de los entrevistados, “Antonio no necesitó apellidos. Bastaba con decir Antonio para saber que se hablaba de un dios de la danza”. Ese carácter mítico, casi trágico, es el que Paco Ortiz logra capturar con maestría en esta obra producida por Sarao Films y La Panda, con la participación de RTVE, Canal Sur y el apoyo de la Junta de Andalucía. Ortiz, cuya producción incluye títulos como Marisol, llámame Pepa, Aníbal. El arquitecto de Sevilla o Algo salvaje. La historia de Bambino, continúa su apuesta por reivindicar grandes personalidades andaluzas desde una mirada contemporánea y crítica.
“Antonio, el bailarín de España” es más que un homenaje: es un acto de justicia poética, un testimonio que rescata la memoria de un hombre que lo fue todo y lo perdió casi todo. Es también una lección de arte, de historia y de identidad, contada con la cercanía de quien conoció al personaje y con el compromiso de quien entiende que la cultura no puede permitirse más silencios injustos.
Este documental no solo ilumina la figura de Antonio, sino que abre la puerta a una necesaria reflexión sobre cómo cuidamos a nuestros artistas, sobre qué nombres merecen ocupar las páginas de los libros de historia y los teatros del presente.
Y es que, como dice la voz de Antonio en el metraje: “Bailar no es solo mover el cuerpo. Bailar es decirle al mundo quién eres”. Gracias a este documental, España y el mundo vuelven a escuchar su voz.
Texto: Carlota Acuña
Fotos: Curro Medina