9 Dic, 2016 | entrevista a

Ainhoa Arteta

Soprano española

Viene a Sevilla con relativa frecuencia pese a que su agenda está plagada de compromisos laborales. Aquí tiene buenos amigos, el recuerdo de alguna Feria inolvidable y el impacto de haber conocido la Semana Santa de primera mano. Ainhoa Arteta está acostumbrada a cantar para miles de personas en los escenarios más sublimes de todo el mundo.  La soprano le tiene tomada la medida al público pero no sabía el temblor que produce en el alma cantarle a la Macarena. Lo experimentó durante la pasada Madrugá y todavía no termina de explicarlo con las palabras que lo definan. Preocupada por España, por la cultura y convencida del potencial de este país en esa materia, acaba de ser reconocida en el Salón Internacional del Caballo (SICAB). Esta vasca se ha prendado de Sevilla y de los sevillanos. Entre ellos, su amiga Rocío Vázquez, directora de la clínica de estética de la que, a partir de ahora, Arteta es su nueva imagen.

Qué alegría verla por Sevilla con tanta frecuencia…

Cada vez que vengo a Sevilla es especial. Tengo muy buenos amigos y he vivido momentos muy especiales en Sevilla, he conocido la Feria… y algo que me impactó y recordaré para toda la vida es la Semana Santa del año pasado. Cuanto más la conozco, más la quiero.

¿Qué sintió al cantarle a la Macarena?

No lo puedo explicar. Es algo que traspasa la lógica y por eso es complicado plasmarlo en palabras. Y sé que el que lea esta entrevista entenderá lo que estoy diciendo.

Imposible olvidar…

Ese fervor, esas miradas a la Macarena, a la Esperanza de Triana, al Cristo de las Tres Caídas o al Gran Poder… son momentos de una intensidad emocional tan grande que no se pueden explicar con palabras.

¿Qué tiene esta ciudad para acabar dejando tanta huella?

Su gente, la luz. Es verdad que “Sevilla tiene un color especial”. Me encanta el carácter de los sevillanos porque aquí se vive al día. Cada día se disfruta, la vida se disfruta y eso, en esta etapa de mi vida, me he dado cuenta que es muy importante. La vida es corta, estamos aquí de paso y si ese paso lo hacemos alegre, pues mejor.

Siendo usted del País Vasco, le acaba dando la razón a la película “Siete apellidos vascos”.

He observado que hay una atracción muy especial entre los andaluces y los vascos. No sé si es porque a nosotros nos hace falta ese gracejo y os compensamos con esta seriedad que tenemos…

En aquella película, la vasca aparecía al final en coche de caballos. Así ha entrado usted en SICAB.

Fue muy especial. Me gustan los caballos desde pequeñita y en los últimos años, por motivos personales, he tenido una vida muy ligada al mundo del caballo.

Veinticinco años de carrera profesional dan para mucho, ¿no?

Veinticinco años que ha coincidido con la culminación de ocho estrenos importantes. Acabo de venir de Moscú. Ahora me voy a Sidney para hacer “La Tosca”. Tengo un proyecto para hacer Butterfly en el Liceo, Don Carlo en el Real… De aquí al 2020-21 tengo la agenda bastante completa. Prometo venir al Teatro de la Maestranza para hacer algo muy especial relacionado con Sevilla.

¿Qué es lo más bonito que la ha sucedido sobre un escenario?

Lo más bonito que me ha sucedido en la vida es poder dedicarme a lo que me ha gustado y trabajar en esto con pasión. Cuando consigues esto, tu vida está lleno de momentos especiales.

¿Qué le gustaría olvidar?

Tengo memoria selectiva. Creo que es porque tengo tantas vivencias, y llevo una vida tan rápida, creo que al final de cuentas mi cerebro no procesa las cosas malas, las olvida. Y por eso creo que me quedo siempre con lo bueno.

Usted ha viajado por medio mundo, ¿qué tiene España que no tenga nadie?

Soy una enamorada de España. Somos el tercer país después de china en riqueza y patrimonio cultural.

¿Qué le falta a este país que tenga el resto?

Creérselo. Tenemos uno de los mejores países del mundo, en cuanto a patrimonio histórico y cultural.  Cada piedra de este país habla y, además, en los treinta últimos años lo hemos hecho muy bien porque hemos conseguido reconstruir, restaurar, prácticamente, todo el patrimonio. Y lo que le falta a España es creérselo.

¿Y cómo ponemos en marcha esa maquinaria?

Poner a trabajar turismo y cultura a la vez. Poder exportar cultura e importar turismo de cultura, que es una importantísima fuente de economía para todo el país. La cultura y el patrimonio nos pueden ayudar mucho a la economía de este país.

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