Un siglo como símbolo del mantón y la mantilla.
Acaba de cumplir cien años en nuestra ciudad. Con orígenes riojanos y lo mejor de Sevilla guardado en el corazón de una familia que ha sabido llevar la belleza de la estética tradicional de la tierra a todos los rincones del mundo. El mantón de manila y la mantilla española son dos de los emblemas que la firma Foronda no ha dejado de exportar desde hace 95 años. ¿Quién no tiene un complemento de Foronda en su casa?
Era finales de la primera década del siglo XX, Un joven Juan Foronda Manzanres aterrizaba en Sevilla llegado desde una pequeña localidad riojana llamada Berceo para establecerse en la fábrica de textiles Peyré. Tras trabajar con Vadillo, en 1923 se independiza y funda la marca Foronda.
Su primer local lo abrió en la calle Hernando Colón para después continuar en Argote de Molina, donde ahora continúa esta factoría familiar. Tras enfermar, su hijo Juan Foronda Blasco se hizo cargo de la empresa para elevarla a los primeros niveles de la artesanía popular andaluza. Su mujer, Sara Balbuena Caballero, es la heredera de este negocio con tiendas en los enclaves principales del centro histórico.
Sus cuatro hijos, Juan Manuel Foronda Balbuena, José Luis Foronda Balbuena, Álvaro Foronda Balbuena y Javier Foronda Balbuena, mantienen viva la llama que inició su abuelo hace casi cien años. Actualmente, seis nietos esperan recibir algún día esta hermosa herencia patrimonial de la ciudad. Entramos en las entrañas de Foronda, el lugar donde se fabrica la belleza más sevillana desde 1923.
Sara recuerda a su suegra como “una persona con mucho mérito. Formó un gran negocio de la nada. Luego mi marido dio una evolución a lo que él empezó. Era una persona que iba por delante de su tiempo”. Un empresario audaz que viajó de Logroño a Sevilla para hacer mantones de Manila. Un oficio que aprendió en Peyré. Como recuerda Sara: “Muchas veces no sabes hasta qué punto te especializas tú o especializas a tus clientes. Esa parte la llevaba él muy bien”.
Juan Manuel recuerda a su abuelo que “empezó realmente con el negocio textil general. Dentro de eso se empezó a especializar en el bordado de mantones y mantillas. Los vendía al por mayor en Hernando Colón. Era una tienda pequeña donde arriba tenía la vivienda con la familia. Cuando se fue a Argote de Molina avanzó el negocio hasta hoy”. Las actuales tiendas se abrieron en la segunda generación Foronda y que aún mantienen la llama viva.
“LA CASA REAL TIENE MANTONES DE FORONDA”
La familia es el eje fundamental sobre el que se vertebra esta empresa. Un negocio entroncado en la ciudad que tiene su raíz en un apellido reconocible por todos. Juan Manuel recuerda cada minuto entre mantones y telas: “Veníamos siempre en fiestas a echar una mano. Recuerdos siempre de estar rodeado de mantones, mantillas y el buen ambiente. Y es que la familia es importantísima. Desde chico hemos venido a ayudar en el negocio. Hasta el olor de la seda lo hemos vivido. Desde pequeños tenemos este negocio en las venas. Yo espero que esto siga y seamos capaces de transmitirlo a nuestros hijos. Seguimos aquí porque la fortaleza del negocio es la familia y sus empleados”.
Todo con Sevilla como eje, así lo recuerda Sara, que asegura que “Sevilla marcó a mi suegro y le dio la oportunidad de desarrollar la idea que él tenía. Eso, en otro sitio, hubiese sido muy difícil. Sevilla para nosotros es todo”. Una unión indivisible que hace que “estemos muy presentes en la ciudad. Por ejemplo, cuando viene una productora de fuera y quiere hacer un reportaje de Sevilla, el propio Ayuntamiento o la Junta de Andalucía los manda a nuestra fábrica o a la tienda. Llevamos 95 años y tres generaciones. Por desgracia, no quedan muchos negocios así”.
El mantón de Manila es gran parte de la base donde gira Foronda y su historia. “Vino de Manila pero lo hicimos muy nuestro. Quitamos los motivos orientales y los llenamos de flores. Creo que formamos una parte importante de nuestra cultura. Ahora que el flamenco está tan de moda se nota mucho más. Se puede hacer a mano o a máquina. Se diseña el mantón que luego tú plasmas en la seda. Se repasa con una especie de tiza, se marcan los colores que va a tener y ya sobre ese dibujo se empieza a bordar. Cuando se termina pasa al flecado”, comenta Juan Manuel que asegura que se puede innovar con esta pieza tradicional: “Procuramos hacer un poco de moda y crear, dentro de esta tradición, algunos más actuales. Destacan el rojo, el violeta y los colores pasteles. Después está el tradicional como el negro bordado en colores”.
Desde productoras italianas, de Reino Unido, japonesas, rusas o americanas, han grabado estas piezas únicas para documentales o películas. “También, una vez nos pidió una joyería nuestros mantones para hacer nuevas creaciones basadas en los modelos. Es muy reconfortante que cuando quieren enseñar la ciudad, una de las cosas en la que piensan sea en Foronda”, recuerda Juan Manuel que asegura que “la Casa Real tiene mantones nuestros, tanto la reina como las infantas. También, muchísimos artistas. Colaboramos con Canal Sur y el programa ‘Se llama copla’ que saca toda la semana mantones nuestros.
María del Monte tiene, colaboramos con el Museo del Flamenco, Cristina Hoyos tiene. Cuando se casó Mar Flores le compraron una mantilla de las nuestras. La reina de Jordania también posee uno, a la mujer de Obama le regalaron un mantón cuando vino a Sevilla. Hace poco, fue la cumbre hispanoamericana, nos pidieron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores una mantilla para regalarle a cada una de las mujeres que asistirían al evento. Las que salen en la película Carmen son nuestras. Ahí colaboramos con Victorio y Lucchino en todo ese vestuario. A Ainhoa Arteta le encantan nuestros mantones”.
“La madre de Jaime de Marichalar, cuando se casó su hijo con la Infanta Elena en Sevilla, llevaba una peina nuestra. Traía la suya pero era más alta que la de la reina y por protocolo no se la podía poner. Entonces vino aquí a por una peina nueva. Fue en vísperas de la boda”. Historia que recuerda Sara: “El jefe de protocolo de la Casa Real se puso en contacto con nosotros porque la Reina tenía que hacer un regalo. Nos dijo el presupuesto que tenía, se lo enviamos y quedaron muy satisfechos. De eso hace unos 20 años. Las infantas, que estuvieron en Sevilla en Semana Santa hace bastantes años, vinieron un Jueves Santo y no tenían mantilla. Entonces fueron a buscarnos a los palcos, abrimos la tienda y les llevamos las mantillas al Alcázar para que se las colocaran”.
LA MANTILLA COMO EMBLEMA
Esta prenda tan sevillana es otro de los ejes troncales de Foronda y elemento que ha destacado en la celebración de este centenario. Juan Manuel comenta que “para novia se vende ahora muchísimo, también para enganches y para las coronaciones. Para Semana Santa y madrina es un diario constante. Es una alegría que se hayan recuperado estas tradiciones tan nuestras”.
Mantilla que también forma parte de la historia de la Semana Santa o, incluso de la iconografía de las dolorosas como aquella recordada foto de la Macarena. “Fue una composición que hizo Haretón cuando dio el pregón Juan Foronda. Cuando la Virgen estaba en besamanos, estuvimos con él y le preguntó a Juan si le dejaba una mantilla de las nuestras. A partir de ahí, se convirtió en un icono que está en muchos lugares de la ciudad. También tienen mantillas nuestras la Virgen de la Palma, la Estrella, el Mayor Dolor y Traspaso, Monsterrat… Hay por toda España.
En el plano cofrade, esta familia no se entendería sin la hermandad del Buen Fin, una relación que “entró a través de mi suegro. No sé de qué forma entró siendo de La Rioja pero acabó como hermano mayor. Luego fue su hijo y ahora hasta hace unos años, lo ha sido José Luis. Tres generaciones seguidas. Desde chico hemos vivido la hermandad”, comentan los hermanos.
Tradiciones que también se trasladan a los hermosos exornos para el Corpus Christi donde Foronda ha ganado más de 30 premios en balcones. Una hermosa costumbre que inició Sara con mantones que se cuelgan de los balcones ofreciendo un bello espectáculo de color en honor del Santísimo Sacramento
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
uan Manuel recuerda “una época en la que el mantón pasó una crisis entre los años 70 y 80. No había bordadoras. Se dejó de llevar. Entonces Juan pensó que había que buscar otras salidas y fue cuando montamos la tienda grande de Sierpes. Después volvió a ponerse arriba. La gente tenía los mantones en el arca de la abuela y no los sacaba, se perdieron muchos en esa etapa”.
Foronda continúa produciendo unos mil mantones al año, que se multiplican por cien años. Una prenda que también embellece a la mujer vestida de gitana en una Feria que ha estado cargada de color.
Todo por y para Sevilla. Con ello, Sara pide que “nuestros hijos y sobrinos sigan la estela, que siga existiendo la unión tan maravillosa que hay en la familia, que es lo que nos mantiene tan vivos. Somos unos enamorados de este negocio y de nuestra ciudad”. Por otros 100 años de Foronda.
Texto: Javier Comas
Fotos: Archivo Foronda