VIZCONDE DE TORRE HIDALGO: «MUCHAS PERSONAS NO SABEN NI DE DÓNDE VIENEN NI A DÓNDE VAN»
José Miguel Carrillo de Albornoz y Muñoz de San Pedro, Vizconde de Torre Hidalgo, es un noble de nuestros días en quien conviven la herencia de una saga centenaria con la inquietud de un hombre polifacético que ha hecho de la cultura, el arte y la escritura su modo de vida. Descendiente de un linaje ligado a la historia de Extremadura y la conquista de América, cuenta con la publicación de 22 libros y una intensa actividad en el mundo del arte y las subastas. Hoy, a través de la reciente creación de Magna Art Auctions en Madrid, continúa esa vocación de preservar y dar valor a lo bello, lo histórico y lo trascendente.
A sus raíces nobles suma una mirada crítica hacia la sociedad actual, en la que reivindica valores esenciales como la familia, el honor y la conservación del patrimonio frente a un mundo cada vez más materialista. Para él, ostentar un título es un compromiso: mantener con dignidad lo heredado y transmitirlo con honor a las siguientes generaciones. En esta entrevista, el Vizconde de Torre Hidalgo reflexiona sobre el papel de la aristocracia, su visión del arte y de la belleza, su pasión por la escritura y el lugar que ocupan la memoria y las raíces en la construcción del presente.
¿En qué momento de la vida se encuentra el Vizconde de Torre Hidalgo?
En un momento de madurez y serenidad. He procurado toda la vida hacer las cosas que me gustan y ocuparme de lo que considero importante. He escrito 22 libros y he trabajado en el mundo del arte, como asegurador de arte durante 18 años, luego como director comercial de una casa de subastas y actualmente como director de Magna Art Auctions, que inauguramos hace justo un año en Madrid. Tengo una afición maravillosa, la jardinería, y he creado un jardín durante 40 años que me satisface mucho.
¿Cómo ve el mundo y la sociedad actual?
Creo que la sociedad actual es una sociedad sobreinformada pero, curiosamente, cada vez menos formada. La gente adquiere un conocimiento superficial de las cosas, pero opina de ellas como si tuviese un conocimiento profundo. Estamos en un mundo muy cambiante, donde las decisiones políticas de algunos líderes pueden provocar radicalización, guerras innecesarias y peligrosas para la civilización. El materialismo y la búsqueda de una imagen estereotipada marcan a las personas, que cada vez se encuentran más solas y donde los valores son más difusos. Es una sociedad en la que la mayoría está en modo supervivencia, y disfrutar de la vida se transforma en una necesidad cotidiana donde muchos no ven futuro.
¿Qué papel juega la aristocracia en esta sociedad tan cambiante?
El papel esencial de la aristocracia es la conservación de los patrimonios históricos heredados y de los valores tradicionales de la sociedad. La nobleza española ha conservado un gran número de bienes que forman parte del patrimonio histórico a su costa, muchas veces con poca o ninguna ayuda. Desgraciadamente, cada vez es más difícil mantener y preservar estos bienes, dados los elevados costes de mantenimiento que conllevan. La aristocracia vive según unos principios basados en la tradición, el honor y la lealtad.
¿Qué implica personalmente tener un título nobiliario?
Implica la obligación de hacer honor a tu nombre y a tu casa, sabiendo que eres un eslabón más de una cadena. Supone mantener lo heredado, dentro de las posibilidades de cada uno, para la siguiente generación con dignidad y honor.
¿Qué significa para usted ese nombre y esa saga que heredó?
Significa tener raíces fuertes y firmes que te permiten saber de dónde vienes. En la actualidad, muchas personas no saben ni de dónde vienen ni a dónde van. Tener algo sólido detrás de ti te permite enfocar mejor el pasado, el presente y el futuro; te ayuda y te obliga a decidir cómo debes vivir la vida.
Hace un año que inauguró la casa de subastas Magna Art Auctions en Madrid. Háblenos de este proyecto.
Se inauguró en septiembre de 2024. Un año antes, un grupo de socios que quería abrir una nueva casa de subastas tomó contacto conmigo y me convenció para participar en este gran proyecto, del que estoy muy satisfecho y orgulloso. Le he dedicado toda mi energía y tiempo, y se ha transformado en una importante realidad. Hemos tenido la fortuna de encontrar un local magnífico en la calle Núñez de Balboa y de reunir un excelente equipo de profesionales para llevarlo a cabo. Hemos realizado ya tres subastas y la cuarta será en octubre de 2025. En la subasta de junio vendimos un Goya y varias obras de gran entidad, lo que nos coloca entre las grandes casas de subastas de España. Podemos considerar que este año ha sido muy exitoso.
¿Qué podemos encontrar en su casa de subastas?
Hemos elegido siempre obras relevantes que nos han permitido tener portadas importantes. Hacemos una gran selección de artes decorativas, pintura antigua y contemporánea, y joyas, buscando siempre piezas de interés para los clientes. Intentamos que los precios estén adaptados al momento actual del mercado español. Esto es fundamental para que las obras puedan subir durante la subasta, aportando satisfacción a Magna Art, a los cedentes y a los compradores.
¿En qué momento se encuentra el mercado del arte?
El mercado del arte está contraído, con precios muy bajos en muchos ámbitos actualmente. Creo que es un momento excelente para adquirir obras de arte de cierto nivel y mobiliario histórico, que están a precios muy interesantes para los adquirentes. Es una gran oportunidad para hacerse con piezas muy relevantes a precios asequibles.
¿Qué debe tener una pieza para ser relevante e interesante?
Debe tener una gran calidad, con o sin firma, una buena catalogación y conservación. Ayuda mucho que sea una obra estéticamente interesante y de gran belleza. Hay que incidir en que las obras más estéticas se venden mejor.
¿Qué es la belleza para usted?
Lo que más he amado en la vida y lo más difícil de definir, porque no es un concepto objetivo. La belleza va ligada con la armonía y, desde la antigüedad, se asocia con una proporción y un canon estético que hemos heredado de griegos y romanos. El concepto de la belleza ha evolucionado con los siglos hasta que se rompieron los cánones durante las vanguardias del siglo XX. Desde entonces, el arte y la belleza a veces no van juntos, sobre todo en las obras más contemporáneas, donde el arte se transforma en un elemento de denuncia o un retrato de la sociedad actual.
En su faceta como escritor, a la novela Isabel de Moctezuma le guarda un gran cariño.
Así es, fue mi primera novela y fue número uno en ventas en México, donde vendió aproximadamente 150.000 ejemplares. Aunque nunca se había publicado en España, la editorial me pidió el libro 25 años después de su publicación, impulsada por el debate actual sobre si «pedir perdón o no pedir perdón» por la conquista.
Es la historia de Tecuixpo, la hija legítima de Moctezuma (1510-1550), que tras la muerte de su padre se casó con los últimos emperadores de México: dos veces emperatriz de México y, a los diecisiete años, dos veces viuda. Tuvo una hija con Cortés, que le prometió matrimonio incumpliendo su palabra, y contrajo matrimonio con tres españoles, el último de los cuales, Juan Cano de Saavedra, la sobrevivió. La novela narra la historia de una gran mujer, madre del mestizaje real, que tuvo un papel esencial en el primer periodo de la conquista española de México, facilitando la integración y los matrimonios de nobles aztecas y españoles. Es un personaje muy importante en la historia de México. Yo desciendo directamente de su hijo pequeño, Juan Cano Moctezuma, al igual que muchos integrantes de la nobleza española.
¿De dónde proviene la inspiración para escribir esta novela?
La inspiración viene de mi infancia. Mi abuelo, el Conde de Canilleros, que era correspondiente de las Reales Academias de la Lengua y de la Historia por Extremadura, me enseñó esta historia de niño, paseando delante del Palacio de Moctezuma, construido por Juan Cano en Cáceres, muy cerca de la que fue la casa de mi abuelo. Es una historia que conozco desde siempre y que alimentó mis fantasías infantiles.
¿Qué opina usted sobre el debate de si los españoles deben pedir perdón?
No tenemos que pedir perdón a nadie. Considero que es una cosa absurda, una leyenda negra montada por los ingleses para destruir el prestigio español y su imperio. La Nueva España fue el virreinato más importante, y la Ciudad de México era más próspera que cualquier ciudad española de la época, con universidades y palacios, como lo eran Lima y Cuzco en el Perú, o Santo Domingo en Dominicana.
Los españoles fundaron las primeras universidades, crearon palacios, planificaron ciudades, construyeron redes de caminos y organizaron territorios que eran virreinatos. Es decir, tenían el carácter de súbditos del Rey de España y de las Indias; las leyes españolas los equiparaban en derechos, y la Ciudad de México era más grande que París, Roma, Londres o Madrid en el siglo XVII, mientras los británicos arrasaban las poblaciones de los indígenas norteamericanos.
Si tuviera que quedarse con un personaje histórico, ¿cuál sería?
Siempre me ha gustado Alejandro Magno. Fue el conquistador más joven de la historia del mundo y entendió muy bien cómo construir un imperio basado en la tolerancia, respetando las religiones y costumbres de los pueblos que iba sometiendo, lo que dio lugar a una expansión de la cultura griega por diversas partes del mundo.
¿Y con un lugar en el mundo?
Si me lo hubieran preguntado hace 10 años, diría París, donde he vivido y disfrutado mucho, pero ahora está muy de capa caída. Siempre he amado la Ciudad de México, donde he vivido maravillosos momentos y he viajado muchas veces, pero en este momento, el lugar en el mundo en el que me quedaría es mi casa: la casa de mis antepasados, el Castillo de las Seguras. Es un sitio al que le he dedicado una gran parte de mi energía para mantenerlo y cuidarlo, y en el que me siento en paz.
¿Qué le queda en el tintero al Vizconde de Torre Hidalgo?
Probablemente un libro que sería la historia del jardín, la excusa perfecta para hablar de todas las personas que han formado parte de mi vida. Y, desde luego, envejecer con serenidad. No hay nada más bonito que vivir en paz.
Texto: Fernando Copete
Fotos: David Sánchez Guerrero