La Sal es para mí una segunda casa.
Cada semana no falto a mi cita con La Sal. Tras este nombre de restaurante, el que mejor atún de la almadraba ofrece de Sevilla, está Charo, su dueña y alma máter de este rincón de Cádiz en pleno corazón de Sevilla. Antonio o **** tienen claro cuáles son mis platos favoritos. El tataki de atún, el tartar de atún, el lomo de atún vuelta y vuelta al wasabi, o la lasaña de centollo. Para el centro no falla la fresca hueva de caballa con aliño y si es mediodía de película los arroces y risottos marineros. La carta de vino es rica y lógica. Los tintos son exquisitos y económicos. Como si fuese poco… Si le apetece obviar el plato estrella que no es otro que el atún de mil formas (me encantan la ventresca y las chuletitas de atún, por cierto) puede gozar de un retinto de primera. Este restaurante, puntero del concurso de Sevilla capital mundial de la tapa, ofrece por encargo un atún a la sal por reserva digno de peregrinación. Coqueto y discreto al estar un poco fuera del circuito más comercial es ideal para una comida de trabajo, una cena romántica o una comida con amigos, como en casa, gracias a un trato súper cercano y profesional. Si tiene una ocasión especial no tiene porque disponer de mucho presupuesto, pues en La Sal hacen un traje a medida de cada cliente, en cuanto a la gran capacidad de adaptación en precios que brinda a su público. La Sal, como le decía en la primera línea, es mi segunda casa, por eso escribir de este restaurante ha sido demasiado fácil. Hoy es un buen día para ir a conocerlo, ¿se apunta?