LA ANFITRIONA: «EL NUEVO LUJO ES EL TIEMPO»
De la ilusión primigenia de Menorca hasta el sueño de Sevilla, pasando por Málaga. Cristine Bedfor nos abre y abre al mundo las puertas de su nueva Guest House en la capital hispalense, situada en pleno corazón de la ciudad, en la calle Amor de Dios, 29.
Con esta nueva propuesta para Sevilla, Cristine se convierte en una gran anfitriona. Le encanta recibir, y toda la vida ha estado rodeada de gente. Es muy sociable y le apasiona organizar eventos y cenas. Sobre todo, le gusta compartir sus experiencias con amigos. Es una persona muy activa culturalmente; le apasionan la gastronomía, el arte y la artesanía. Esto está íntimamente ligado a la filosofía de recibir, ya que le encantan las vajillas, las flores, los manteles y la propia acción de poner una mesa.
¿Cómo se siente al ser nueva anfitriona de Sevilla?
Con mucha ilusión y mucho respeto. Siempre que llegas a un sitio nuevo, tienes que venir con cautela, sin grandes pretensiones. Estoy encantada y deseando que este espacio se convierta en un punto de encuentro. Deseo conocer gente, formar parte de la vida de la ciudad y convertirme un poco en sevillana. Ya tengo un poco de Mahón, y ahora me toca la parte andaluza: Málaga y Sevilla. Lo que más me divierte de todo esto es conocer gente y descubrir a las personas. Las ciudades tienen su historia, arquitectura y arte, pero creo que la esencia la crean las personas.
¿Cómo ha sido la trayectoria hasta la apertura en Sevilla?
Empecé en Menorca, en Mahón, con un hotel más pequeño, más parecido a una casa. Fue impulsado por mi necesidad de compartir. Estuvimos funcionando en Menorca durante cinco años, y el resultado fue exactamente como lo visualizaba en mi cabeza. Una vez comprobado que este concepto funcionaba allí, comprendimos que se podía exportar a otros lugares. El primer edificio que surgió fue en Málaga. Después, Sevilla era una ciudad en la que teníamos que estar. Considero que es una parada obligatoria de Europa y del mundo.


Háblenos de este lugar tan emblemático en el que nos encontramos.
Es el antiguo cine Trajano, que llevaba más de veinte años cerrado. Es un edificio muy emblemático de Sevilla, como tantos que hizo Aníbal González. Es una maravilla tener a nuestra disposición un edificio diseñado por él. Cuando lo vimos, estaba absolutamente destruido, y a pesar de su estado decadente, me impactó muchísimo la dimensión y la belleza del lugar.
Hemos llevado a cabo un trabajo de restauración que creo que es muy importante, pues hemos sido muy respetuosos con la esencia del edificio y su historia. Hemos recuperado o reproducido todos los elementos que hemos podido. Le hemos devuelto al escenario la importancia que tenía, así como al patio —que es el corazón del edificio— y a las galerías. Estoy muy contenta de cómo ha quedado, y esto se debe a haberlo hecho con mucho cuidado y respeto por lo que Aníbal González plasmó en su día.
Además del edificio, también impacta la decoración tan cuidada. Cuéntenos un poco sobre ella.
La decoración es obra de Lorenzo Castillo, un gran amigo con el que llevo trabajando muchos años. Al ver el edificio, sentí que tenía el nombre de Lorenzo Castillo grabado en la pared. A Lorenzo le chifló el proyecto y enseguida tuvo claro lo que quería hacer, respetando muchísimo el edificio, los espacios y dándole gran importancia a la arquitectura.

¿En qué se inspiraron?
Queríamos que tuviera un aire de la época dorada de Sevilla, cuando la ciudad se convirtió en el puerto más importante de Europa tras el descubrimiento de América. Por eso, nos inspiramos en Velázquez, que empezó a pintar muy cerca de aquí, y en cómo su paleta de colores cambió tras su viaje a Italia. Pasó de tonos más oscuros y contundentes a colores más ligeros: rosa pálido, verdes y azules. Tuvimos claro que esos eran los colores que queríamos traer.
Además, todas las telas que visten el patio y las galerías son un homenaje al Guadalquivir y a ese puerto de Sevilla. Hemos utilizado mobiliario español, preservado los azulejos que estaban en buen estado y reproducido los que estaban deteriorados. El objetivo ha sido recuperar lo que el edificio tenía y llevarlo a ese momento dorado de Sevilla.
¿Cuál es la propuesta de Cristine Bedfor para visitar Sevilla?
El hilo conductor entre Menorca, Málaga y Sevilla es el mismo. Mi filosofía es idéntica: quiero que la gente venga a descubrir las ciudades desde el corazón. Cosas como visitar los Alcázares o la Catedral son obvias, son maravillas que hay que ver. Pero luego hay millones de cosas que me encanta que descubran, como un pequeño artesano, una tienda especial que no está en el tour obligatorio, o una excursión diferente, como navegar por el río hasta Sanlúcar.
La gente viaja muy acelerada, y yo siempre digo que el nuevo lujo es el tiempo. Por eso, ofrecemos tiempo para disfrutar de la ciudad, experiencias diferentes, ir de la mano de un local, que es como se descubre de verdad una ciudad. Eso es lo que pretendemos hacer aquí: que la gente descubra Sevilla con una profundidad mucho más interesante.

¿Y para el sevillano?
Aunque los hoteles están pensados para el cliente extranjero, queremos pertenecer a la ciudad. Queremos que los sevillanos, malagueños y menorquines sientan que esta es su segunda casa. Nos encanta que los locales vengan y lo sientan como un lugar de encuentro. En Menorca, ya somos un punto de referencia. Quiero que los sevillanos sientan que Cristine Bedfor forma parte de sus vidas.
Como anfitriona, ¿qué espera transmitirle al visitante?
Que se sientan en casa. Esto se consigue, evidentemente, con una decoración acogedora, para que te sientas confortable y relajado. Y, por supuesto, con el personal, que debe ser cercano pero respetuoso. Hay que atender al huésped como si lo recibieras en tu propia casa. Aunque debe haber horarios, hay que ser flexibles y atender las necesidades de la gente para que sientan que, de verdad, están en su casa. Y esto se percibe en cada detalle: en la vajilla, en los manteles y en las servilletas bordadas con las iniciales.


Si tuviera que elegir una ciudad del mundo para seguir creciendo, ¿cuál sería?
Me encantaría Venecia. Me chiflaría. Es una ciudad a la que puedes volver una y mil veces, al igual que Sevilla. Creo que faltan lugares de este estilo en Italia, y Venecia sería el lugar.
¿Con qué sueña Cristine Bedfor?
La verdad es que ya lo he cumplido. Nunca pensé que, cuando hace siete años compré esas casitas en una calle de Menorca, iba a seguir adelante y podría abrir varios establecimientos más. Ahora mismo, el sueño es descansar un poco, porque estas dos aperturas —Málaga y Sevilla— han sido muy seguidas. Creo que hay que tomarse las cosas con calma; necesito tiempo y tranquilidad para profundizar en cada lugar. Mi sueño es quedarme como estoy.
Texto: Fernando Copete
Fotos: Ángela Muruve



















