22 Ene, 2025 | entrevista a, Exclusivo

Ha sido un proceso lleno de constancia y adaptación. Comencé cuando las redes sociales eran un terreno incierto y no se generaban ingresos. Lo vi como una herramienta para impulsar mi marca mientras estudiaba diseño y patronaje. Poco a poco, las marcas comenzaron a colaborar y el sector creció exponencialmente. La clave ha sido ser constante, original y estar siempre pendiente de los cambios en las redes.

En un principio, quería estudiar Arquitectura, pero no logré la nota de corte y me decidí por Ingeniería Agrícola porque mi padre tiene campos de olivos. Durante un Erasmus en Francia, compartí espacio con estudiantes de diseño y descubrí que eso era lo que realmente me apasionaba. Al volver, terminé la carrera de Ingeniería e hice un grado en patronaje industrial y moda. Aunque parecen mundos distintos, la ingeniería me dio una base sólida y disciplina, que son fundamentales para emprender.

Fue emocionante y arriesgado. En ese momento éramos muy pocas personas en redes sociales, creando contenido sin saber hacia dónde se dirigiría el sector. Fuimos construyendo sobre la marcha lo que hoy es una industria que sigue en auge. Me siento muy orgullosa de haber sido parte de esos comienzos.

Creo que la diferencia está en transmitir naturalidad y cercanía. Hoy en día, más que la perfección, el público busca empatía y realidad. Mi contenido combina profesionalidad con un toque personal que me permite conectar con mi audiencia. Ser transparente y auténtica, incluso en los momentos difíciles, es lo que más valoran mis seguidores.

La verdad es que no siempre es fácil. Vivo muy sacrificada y, a veces, me siento abrumada por la carga de trabajo. Sin embargo, disfruto mucho de lo que hago y me motiva mi ambición profesional. Además, tengo la suerte de tener niños muy buenos que me acompañan ya a todo, lo que me permite compaginar mi vida personal y profesional.

Comparto mucho de mi vida personal, incluso los momentos difíciles. Creo que eso es lo que genera empatía con mi público. Mi perfil integra tanto lo profesional como lo cotidiano, lo que me permite conectar de una forma auténtica.

Sinceramente, no siento que haya diferencia. Soy la misma persona dentro y fuera de las redes. Antes podía parecer más seria, pero tras mi divorcio me abrí completamente y ahora soy más natural. No tengo un personaje en redes, lo que ven es lo que soy. 

Para mí es fundamental. Mis amigos de toda la vida son un pilar importante, y aunque mi círculo se ha ampliado con personas de mi ámbito profesional, sigo manteniendo esas amistades de siempre. Como le puede pasar a cualquier de otro sector. Soy de Gines, un pueblo sevillano, y esos lazos del colegio son parte de mi identidad.

El mayor reto es la saturación, el volumen de hoy en día en redes sociales. Hay tantos creadores de contenido que destacar es muy difícil. Mi consejo es ser auténtico, encontrar un estilo propio y no dejar de innovar. Para quienes llevamos años en esto, el desafío es seguir siendo relevantes y no aburrir a nuestra audiencia.

Este año quiero centrarme en el diseño, que he dejado un poco de lado. Estoy preparando una nueva colección para Rocío Osorno Studio, con una imagen renovada que saldrá próximamente. Es un proyecto que me entusiasma muchísimo.

Me inspiro del contenido de mis compañeras. Por ejemplo, me encanta cómo transmite María Pombo. Me gusta cómo gestiona su contenido Violeta y, además, María Martín de Pozuelo, que lleva muy poco tiempo. A nivel internacional, sigo perfiles alemanes de moda vintage, pero también admiro profundamente a Angelina Jolie por sus valores y elegancia, y a Lana del Rey por su autenticidad.

Soy incapaz de elegir un solo lugar. Soy de las personas que más disfruta de su ciudad: sus calles, su gente, su primavera, la feria, la Semana Santa… es sanador para mí. Me llena de alegría cada vez que paseo. Amo mi ciudad, su energía y necesito de ella más de lo que la gente pueda imaginar. 

Texto: Carlota Acuña

Fotos: Luis Osorno

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