2 Nov, 2018 | entrevista a

Óscar Higares

Torero, actor y empresario

Marido de Sandra y padre de tres hijas que “son su vida”. Hombre de mil trajes, de casa y de campo. Por sus cuarenta y siete años ha pasado el mundo del toro, la interpretación, la cocina y la familia; su pilar esencial. Empresario de éxito y amigo de todos sus amigos. Hombre de campo y torero, “por encima de todo”, vive a caballo entre Madrid y el Sur, “del que necesita para poder vivir”. En Cádiz están sus padres, en Madrid su desarrollo y en Sevilla su respiro. Piensa que “la vida sin pasión no sería vida”. Tras los veintiséis años de alternativa en la plaza de Toros de las Ventas, dejó los trastos de matar por los escenarios. Su último escalón mediático ha llegado del programa televisivo MasterChef Celebrity, del que se lleva un recuerdo “inolvidable”. Así habla es en la cercanía, así es Óscar Higares.

¿Quién es Óscar Higares?
Tengo 47 años y todavía no sé lo que quiero ser de mayor.
¿Todavía no lo sabe?
Estoy investigando y viviendo cada oportunidad que la vida me regala. La vida se compone de eso: emociones y de invertir tu tiempo en lo que te haga feliz. En el camino me voy encontrando tantas cosas maravillosas que no dejo pasar oportunidades para luego aprovecharla.
¿Qué queda de torero en Óscar Higares?
Absolutamente todo. Todas las vivencias y la educación taurina que yo recibí es la que me ha hecho crecer. En mi faceta de actor, que es la que más estoy explotando ahora, sin duda pongo todo lo aprendido.
Dicen que en el toro se encuentran los mejores valores posibles…
Los valores que te da el mundo del toro son tan increíbles que te calan muy dentro y que te hacen crecer como persona y tener una visión de la vida diferente a la del resto. Alguien dijo alguna vez que “quién ha sido capaz de darle cuatro muletazos a una becerra en un campo, es capaz de buscarse la vida”.
¿Por qué dejó los ruedos?
Eran ya muchos años de alternativa, una trayectoria en la que siempre toreaba las corridas duras. Hay momentos en el que entran toreros jóvenes y tienes que ir dejando paso, eso las empresas lo saben. Un día me dije a mi mismo: “¿Me arrastro y sigo por aquí?” o “¿me voy con dignidad y hasta aquí llegó mi etapa?” Así lo medité y así lo hice. Gracias a Dios, el camino y la vida me van poniendo cosas buenas y maravillosas por delante.
¿Con qué momento se queda de su carrera en los ruedos?
Abrir la Puerta Grande de Madrid fue un momento inolvidable.
¿Se le queda alguna espinita clavada?
Cruzar la Puerta del Príncipe o torear la goyesca de Ronda.
Si digo la palabra “familia”…
Significa la estabilidad, la unión, el legado que quiero dejar y su responsabilidad; el educar a mis hijas junto a mi mujer de la mejor manera posible. Eso es una responsabilidad muy grande. Transmitirle que la vida es muy dura, que las cosas se consiguen a base de muchísimo esfuerzo y mucho sufrir, pero que la recompensa siempre está ahí.
Ha sido una persona muy activa en todas las facetas, ¿cómo lo ha compaginado con el aspecto familiar?
Aunque parezca lo contrario, paso la mayor parte del tiempo en mi casa. No suelo ir a sitios donde me tenga que quedar a dormir y son etapas en las que hay más trabajo, pero mi mujer trabaja también. Yo estoy al pie del cañón con mis niñas en casa. No viajaba a nada que me impidieran luego volver a casa.
¿Es hoy día más cocinero que torero?
No, hombre. Cocino a diario en mi casa, pero eso nunca. Aunque ahora esté muy centrado en la etapa de actor.
Cierto, no deja de trabajar.
Estoy centrado en mis papeles en series como “Gigantes” para Canal Plus, que se está emitiendo ahora. También esta semana hemos estado rodando en Gijón unas secuencias para “Si yo fuera rico”.  Intento hacerme un hueco y conseguir el respeto. Busco con el trabajo que me consideren como un actor los directores y demás compañeros.
¿Cómo inició su carrera sobre las tablas?
Hace unos doce años ya. Participé en un concurso del “Club de la Comedia”, que se llamaba “El Club de Flo”. Lo gané y a raíz de ahí, alguien se fijó en mí. Me hicieron una prueba y empiezo a trabajar en Canal Sur en una serie que se llamaba “Rocío, casi Madre”, un spin off de Arrayán; continuando después en otra serie de Canal Sur que se titulaba; “Por una nube”. A partir de ahí, continué formándome y aprendiendo cogiendo pequeños papeles.
¿Óscar es más de cine o series?
Me gusta actuar, entonces no tengo preferencia por algo. Son diferentes y cada cosa tiene sus tiempos. En directo, la adrenalina es increíble.
Su paso por MasterChef ha sido un éxito, las críticas lo avalan. ¿Con qué se queda de su paso por el programa?
Ha sido otra experiencia más de aprendizaje, de vida, de gestión de emociones… Lo que quería al final hacer en MasterChef era transmitir un mensaje a mi gente y a mis hijas: A las cosas hay que ponerles pasión, la vida sin pasión no tiene ningún sentido. Yo le pongo pasión a todo lo que hago, la pasión es lo que mueve el mundo. Lo dije en mi salida, que, como dijo Eva, “fue la más emotiva que había habido en ningún MasterChef”. La pasión se refleja en el trabajo y en la verdad, todo lo que hay que tener en la vida es verdad. Y aunque las cosas no salgan, no te decepcionarás a ti mismo.
Tras su salida del programa, la gente se ha volcado con su participación.
Me están dando un cariño increíble gente anónima que no conozco. Miles y miles de mensajes a diario diciéndome que soy una motivación para ellos.
¿Ha sido duro trabajar en equipo, con famosos ‘tan de su padre y de su madre’?
Estoy acostumbrado a trabajar en equipo. Hago muchos eventos deportivos en los que compito y participo en equipo. Al final es una cuestión de ponerse de acuerdo, hay con quien te entiendes mejor y con quien peor. En mi caso no me peleo, intento pasar un poco y ya está.
¿Con qué compañero se queda?
Con todos me he llevado muy bien, evidentemente tengo más afinidad con unos que con otros. Jaime, el capitán de la selección española de Rugby es un tío fantástico; Paz Vega es una tía maravillosa, Boris es un genio, Santiago Segura es un tío muy especial y cariñoso, Carmen Lomana es una señora de los pies a la cabeza, etc. Las hay más complicadas, pero eso se quedá ahí…
Volviendo a la vida, ¿qué hay de sur en Óscar?
Muchísimo. Ten en cuenta que yo he vivido media vida en Cádiz. Mi casa está allí, mis padres también, mi mujer es de Jerez, mis negocios están en Tarifa…. El Sur es un cincuenta por ciento o más de mi vida. La relación mía con el sur es vital y necesaria. Me siento del sur y todo el mundo piensa que soy de allí.
¿y de Sevilla?
Es la ciudad en la que a cualquiera le gustaría vivir. Es cómoda, agradable, me gustan sus tardes, ir a tomar una cerveza con sus amigos, correr por el río… Sevilla invita a estar en la calle. Hay sitios en los que prefieres quedarte en el hotel, pero aquí no. Sevilla es vivir
¿Un color?
El turquesa. Me siento muy identificado con ese color. Mi primer traje de luces era turquesa, siempre llevo collares que llevan turquesa… El azul es energía para mí.
¿Una ciudad en el mundo?
Entre Madrid y Sevilla.
¿Un personaje histórico?
Mohamed Ali.
¿Un artista?
Como torero, Antonio Ordóñez.
Hablando de toros, ¿una ganadería?
Vitorino.
¿Una plaza?
Sevilla.
¿De campo o ciudad?
De campo.
¿Playa o montaña?
Playa, sin dudarlo.
Óscar, ¿qué le pide al futuro?
Que me siga regalando oportunidades para seguir aprendiendo.

Entrevista: Javier Comas
Fotos: Alberto Bernárdez

 

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