Por Luis Granda.
Ante la situación actual de recuperación de la economía española, el empresario de nuestro país no debe relajarse sino incrementar los esfuerzos para conservar lo conseguido e intentar crecer aprovechando las oportunidades de la nueva coyuntura y tratar de planificar tanto la sucesión como la internacionalización de su empresa. Sin duda, éstos siguen siendo los grandes retos del empresario familiar español actual.
Conscientes de que la historia de toda gran empresa comienza con alguien que tiene la pasión, la confianza y el coraje de invertir su tiempo y su dinero en lo que cree, los empresarios y emprendedores suelen ser personas triunfadoras y muy creativas que ven oportunidades donde otros no ven nada y se mantienen inquebrantables en el empeño por conseguir su meta. Son trabajadores incansables de los que hacen que las cosas sucedan, además de ser realistas y con recursos para todo.
Cuando los años avanzan y los hijos se implican en la empresa familiar, gestionar una empresa familiar es difícil porque se mezclan la familia y los negocios. Así, las estadísticas señalan que un elevado porcentaje de empresas familiares no sobreviven a la tercera generación. En este contexto, es donde el protocolo familiar es especialmente útil para planificar la sucesión de la empresa familiar, regulando las relaciones de ésta con los distintos miembros de la familia, tanto con los actuales como los futuros.
Internacionalizarse supone, para el empresario y para la empresa, volver a empezar en otro país con una propia cultura social y empresarial, distinta a la nuestra. Supone asumir riesgos y alejarse, en muchos casos y temporalmente, de la familia, tratando de crecer y conquistar nuevos mercados. Para ello, se debe planificar adecuadamente la internacionalización desde el punto de vista jurídico, tributario, comercial, financiero, personal…, y disponer los recursos necesarios, entendiendo que la implantación en el exterior debe ser un paso firme y serio.
Nunca antes han estado tan abiertas las puertas para la empresa española. Por ello debemos conjugar la internacionalización con la sucesión, puesto que serán las nuevas generaciones de empresarios y de los sucesores de las empresas familiares quienes ayudarán a nuestro país a consolidar su presencia en los mercados exteriores. Recientemente, he tenido el honor de ser invitado a impartir una ponencia en el congreso nacional de ACOCEX, celebrado en junio en Jerez de la Frontera, con la asistencia de un gran número de empresas y profesionales con deseos de internacionalizarse, y donde en la clausura se recalcó que la internacionalización de la empresa española no es una posibilidad, es una obligación.
Trabajo, esfuerzo, sacrificio, formación, mejora continua, calidad, rigor, profesionalidad, ahorro, inversión y no gasto, compromiso, ética empresarial, y la dosis adecuada de ambición empresarial, son los valores que debemos transmitir a nuestros sucesores y sobre los que debe cimentarse cualquier iniciativa empresarial, tanto dentro como fuera de nuestro país. En ACCINT somos especialistas en planificar la sucesión y también en ayudar a nuestros empresarios a abrirse paso en el exterior. A lo largo de más de 20 años de experiencia hemos resuelto con éxito más de 500 casos y desarrollado una metodología propia –el Método ACCINT- que nos permite asesorar a las familias empresarias para organizar y planificar una estructura de funcionamiento con la que acceder a una ordenada y optimizada planificación sucesoria y a favorecer la internacionalización.